"El Habla de mi Tierra" Programa Radial

El "habla de mi tierra" es un programa cultural que defiende nuestra Identidad Nacional.
Creación y Conducción: Estrellita Olmos
Columnistas: Pina Aprea - Amelia Gadea
El 2 de enero cumplio 100 emisiones al aire por la F.M. radio record la 106.7 de La ciudad de La Plata
sàbados de 9 a 11. http://www.fmradiorecord.com.ar/
Con un estudio completo de cantores, bailarines y amigos se eligiron los padrinos del programa
ellos son: El prof. Víctor Hugo Vallejos conductor del programa "Corrientes el tiempo de la palabra" y el Escritor: Eduardo Muriño los cuales recibieron "Diploma de Honor" y se chocaron las copas en un brindis no solo por el èxito del programa sino con el feviente deseo de un año próspero, con felicidad y en paz. Por todos Uds. salud. !!

lunes, 30 de noviembre de 2009

Leyenda de La Guitarra

Hilario vivia en un rancho, apartado de toda población indígena.
Tenía la soledad como compañera.
Muchas auroras y crepúsculos melancólicos vieron aquel gaucho solitario que no sentía más que la música grave del bosque, la temeraria quietud de la llanura y la embargante tristeza del campo con su horizonte de cielo y tierra.
De tiempo en tiempo recorría las poblaciones lejanas con la esperanza de encontrar a la compañera que presentía en sus sueños.
Aquella que se une a la vida del hombre para compartir sus esfuerzos sus luchas y esperanzas.
Aquella que se busca como consuelo, como fuerza, unida como “el agua en la piedra, como los cardones en la loma, como la luna busca en los cielos la ruta de los dioses que se fueron de la tierra”.
Un día conoció a Rosa, la criolla más linda y graciosa del pueblo cercano.
Desde entonces las noches oscuras del gaucho se tornaron claras, iluminadas por los ojos de la mujer amada.
Hilario vivía feliz con su compañera en el rancho levantado en medio del bosque silencioso.
La vida se había transformado: los crepúsculos se tornaron soñadores, el viento corría mansamente en las noches, en constante diálogo con las hojas del bosque, como el quejido de una copla aldeana.
Pero como toda cosa buena en la vida, no podía durar.
Una mañana Hilario dejó sola a Rosa para ir a una población cercana.
Se despidieron tiernamente, sin presentir que esa mañana luminosa, en que los azahares y las margaritas se tornan risueños y reverentes, tendría que ser la última. Amuray, cacique de la tribu indígena, se habia enamorado de Rosa, siendo rechazado.
El indio vió que la mujer de sus sueños amaba a otro.
Amuray, rencoroso y vengativo resolvió raptar a Rosa y para ello vivía continuamente en acecho.
La oportunidad se le presentó ese día con la ausencia de Hilario. Por la tarde regresó el gaucho ansioso de las caricias de su compañera, sin pensar en la cruel sorpresa que lo esperaba.
Encontró vacío el rancho,. En el patio había señales frescas de lucha desesperada y la huella de un caballo, desde la trillada hasta el sendero. Imaginando lo ocurrido se lanzó desesperado en persecución de Amuray, hasta que logró alcanzarlo. La lucha fue feroz.
Pero al fin el valiente gaucho pudo arrebatar a la cautiva de los brazos del indio quien se retorcía en medio del camino en la agonia de la muerte.
Pero el infeliz no recuperó nada más que un cuerpo sin vida.
Rosa habia muerto en el transcurso de la lucha.
Desesperado, estrechó el cuerpo amado entre sus brazos, mientras sollozaba y la llamaba.
Llegó la noche cargada de tristeza. Hilario se quedó dormido con la cabeza inclinada sobre el rostro querido.
Al rayar el alba desperezando el monte, despertó de su propio sueño al son de una música misteriosa y halló en sus brazos una caja con forma de mujer en lugar del cuerpo de su compañera.
Con ella cantó durante su vida el recuerdo de su amada.
Por eso ella servirá siempre para acompañar penas y sentimientos

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